Mujeres y vivienda: una mirada necesaria al rol femenino en el sector inmobiliario

En México, las mujeres representan poco más de la mitad de la población. Sin embargo, su impacto en el sector vivienda va mucho más allá de los números: hoy, 4 de cada 10 viviendas escrituradas tienen nombre de mujer y, en decisiones de compra familiar, su influencia rebasa el 80%. Esta presencia no solo habla de poder adquisitivo, sino de una transformación silenciosa pero profunda en la forma de construir hogar, comunidad y ciudad.

La vivienda, más allá de una transacción, es un espacio de protección, pertenencia e identidad. Para las mujeres, adquirir una vivienda suele representar más que una inversión: es un paso hacia la autonomía, la estabilidad y, muchas veces, la seguridad. Y, aunque la participación femenina en la adquisición de vivienda social y media es alta, conforme aumenta el valor de la propiedad, su presencia disminuye. Este dato no es menor: pone sobre la mesa desigualdades estructurales que aún deben atenderse.

Del lado profesional, el panorama es igualmente complejo. Las mujeres ocupan apenas el 39% de los puestos de liderazgo en sectores públicos y privados, y enfrentan retos como brechas salariales, conciliación laboral-familiar, estereotipos de género y la falta de redes de apoyo. No obstante, también son protagonistas del cambio: lideran más de un tercio de las MIPYMES del país y, cuando son dueñas de negocios, emplean a más mujeres y mantienen su planta laboral estable a lo largo del año.

En los últimos cinco años, el porcentaje de mujeres solicitando créditos hipotecarios ha crecido cerca de un 9%, con un perfil que se concentra entre los 25 y los 50 años, y un promedio de crédito de 1.9 millones de pesos. Estados como Yucatán, Sonora, Sinaloa y Oaxaca han visto aumentos significativos en este tipo de solicitudes, reflejando una expansión territorial del acceso femenino a la vivienda formal.

Ante esta realidad, surgen preguntas urgentes: ¿Qué barreras siguen enfrentando las mujeres para acceder a vivienda de mayor valor? ¿Cómo pueden las políticas públicas y privadas responder mejor a sus necesidades? ¿Qué rol pueden jugar las redes profesionales, la capacitación y las alianzas estratégicas para cerrar las brechas de género en el sector?

El presente y futuro del sector vivienda no se puede entender sin la participación activa de las mujeres. Mirarlas, escucharlas y acompañarlas en este camino no solo es justo: es clave para una industria más equitativa, sólida e innovadora.

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